Cierta madrugada, Carlos regresaba de Coyoacán bajo los efectos maravillosos de un porrito. Se acomodó a gusto en su sillón y se puso a ver la tele. Pero los dictados del placer le hicieron ver dos canales simultáneamente. En uno, enseñaban a cocinar un pollo... en el otro pasaban una divertidisima película de ficheras.
Las chicas se arreglan y se preparan para la noche...
Carlos cambia de canal.
El chef presenta cada uno de los ingredientes... uno se parece al orégano, y el orégano a la mota... venga otro churrito...
Carlos cambia de canal.
En una escena de la película de ficheras, una chica le pregunta a la otra que si se va con ella o la van a pasar a recoger. La interpelada responde que efectivamente, no tardarán en pasar por ella.
Carlos cambia de canal.
Ahora el chef está indicando que el pollo tardará dos horas y media en cocinarse.
Carlos cambia de canal.
La ficherita lleva un plantón... dos horas y media y no han pasado aún por ella.
Carlos se empieza a reir sin parar... hasta quedar dormido.
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M.G. De los Reyes
domingo, 16 de septiembre de 2007
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