jueves, 30 de diciembre de 2010

Esas raras amigas...

Debo confesarlo... Nunca antes me sentí tan ofendida... insultada. No es capricho como a una niña malcriada que no han complacido con los regalos de navidad, ni tampoco quiero pretender ser una bruja resentida

Pero ¡ah, que coraje! Hace un año celebramos nuestra cenita de fin de año en Gino's e implícitamente nos haríamos regalitos. Cada persona tiene una manera diferente de elegir el mejor regalo para X persona. Al menos a mí así me inculcaron; pensar en los gustos de la persona, el tiempo de conocerla, si existe una necesidad o capricho pendiente, y por supuesto, que sea accesible a mi bolsillo.

Encontré una tiendita preciosa donde venden las bolsas más maravillosas que he visto en mi vida, y claro, los ojitos me brillaron porque había encontrado una buena opción de regalo. ¡BOLSAS! Díganme... ¿Qué clase de mujer no sucumbe ante el placer de una bolsa única, original, que es casi imposible que otra mujer la tenga?

Pues ahí me tienen llendo a comprar una bolsa grande de Elvis, bien chida para mi amiga más joven. Y para mi amiga más vieja una bonita bolsa negra con vivos blancos. Una elección clásica, porque he de mencionar que esta joven dama tiende a ser demasiado difícil de complacer.

Yo recibí de esta misma exigente dama, una película animada, Persépolis. Yo estaba encantada con mi regalo, hasta que la dama exigente me dijo que compró la película para mi, pero que le dieron tantas ganas de verla que no se pudo contener y la vió, por eso es que mi regalo estaba abierto. Bueno, no es tan grave, me dije. Una película de animación y que siempre ví en los estantes de "Cine de Autor", es un buen regalo y para nada me desanimé. Ah, si... la otra joven señorita me obsequió con una bolsita de mano informal, bonita, chiquita... como la que le regalarías a una niña pequeña. Pero se agradece ese gesto... la uso mucho.

Este año, quedé desencantada y me di cuenta de que con la dama exigente y la joven señorita no es menester preocuparse por darles un regalo bien pensado y elegido. Aprendí que lo mejor es darles cualquier chingaderita.

A la dama exigente le obsequié un estuche de cremas, gel de baño y potingues con aroma a vainilla. A la joven señorita le obsequié un dvd de Café Tacuba y papelitos de arroz para la grasa de su cutis. Estas damiselas me obsequiaron bien raro; la joven señorita me regaló una crema de fresa que yo sugerí y la película "El albergue español". Le agradecí mucho el regalo, pensaba que las cosas serían padrísimas, pero...

La dama exigente me dió una bolsa de regalo con una tarjeta "De: - Para:" dónde escribió ¡Felíz navidad! y yo no pude evitar emocionarme ñ_ñ

Pero la emoción se hizo añicos cuando saqué los regalos: una pashmina café y una especie de blusa que me quedaba enorme. En primera yo jamás uso el color café porque parece camuflaje con mi piel, además que cuando la doblé se hicieron obvios unos rasgones en la tela, de esos que salen cuando se te atoran las prendas con puntas y texturas. Y la blusota... enorme, nada favorecedora para mi silueta, es como el vestidote de Homero SImpson cuando se pone bien gordo.

Yo no sé que pensó la dama exigente cuando tomó esos regalos para mi... igual y es roperazo T_T... Se los juro, que llegó el momento en que solo quería largarme de ahí. Así que saqué el dinero para pagar mi consumo y ¡chales! que se ponen a hacer su recuento del año. Las dejé hablando, con mi máscara de "pongo harta atención ¿eh?" mientras me puse a reflexionar qué chingados había pasado.

No soy buena con las sutilezas, sarcasmos, dobles sentidos e ironías, pero ahora que lo pienso, creo que lo más correcto es entender que ambas damiselas son así y quizás yo las había idealizado. En el caso de la película abierta, lo más correcto habría sido decir algo como "apúrate a verla para que me la prestes", y en cuanto a la ropa, ella no es tan cercana a mí como para conocer mis tallas, asi que no era la mejor opción...

Pero como dicen que el "hubiera" es tiempo pendejo, ya ni modo. Pero la lección ya la aprendí: En el próximo intercambio, a las colegas solo regalarles chingaderitas o artículos de oficina ñ_ñ

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M.G. De los Reyes
Diciembre 2010